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Yoga

Crónica sobre el Taller de iniciación al Yoga

Antes de empezar, desde mi casi completa ignorancia sobre lo que es el yoga, quiero declarar mi máximo respeto por esta disciplina, por la iniciativa organizada por la Asociación de Licenciados del MBA, impulsada y coordinada por el miembro de la Junta Directiva Iñigo Velasco, y por el profesor Xabi del centro de yoga Adhara en Santutxu en el que se desarrolló la actividad el 15 de febrero de 2023.

Adelanto que el resultado ha sido magnífico, y ha superado todas mis expectativas.

Pero antes hay que tocar tierra, cosa que ocurrió a las 19:00, con un despiste mayúsculo porque el local no está del todo fácil de encontrar. Llamé a la puerta y me la abrió un individuo alto y delgado, con una impresionante mirada, y una muy agradable sonrisa, invitándome a entrar. Al hacerlo vi que ya estaban allí varias personas, pero ninguna de las que yo sabía que estaban apuntadas, lo que aumentó aún más mi sensación de despiste. Afortunadamente, en pocos minutos fueron llegando los refuerzos de otros licenciados a quienes sí conocía.

El espacio del centro era diáfano, agradable, con una decoración mínima y unas cuantas esterillas y mantas cuidadosamente dobladas en el suelo. Poco a poco nos fuimos situando sentados en las esterillas: las más “pros” directamente en ellas, las “avanzadas” sobre unos tacos de goma bajitos, y los novatos y torpes como yo, en un banquito con cierta altura para poder estar en la postura de sentado con piernas cruzadas con cierta dignidad. Porque no es tan evidente esto de sentarse. Resulta que en ese cruce de piernas, las dos rodillas deben tocar el suelo. Por mucho que lo intenté, para mí ha sido imposible.

Mis conocimientos y experiencia en el yoga eran nulos, y mi propósito era el de hacer una primera aproximación a esta actividad en un entorno controlado, cosa que Iñigo Velasco, gran conocedor de esta disciplina, garantizaba.
Con mucha amabilidad, Xabi nos invitó a presentarnos y a explicar qué objetivos teníamos cada persona que hacía el taller. Allí estábamos el “hombre y la mujer de hierro”, el “hombre de titanio, y hasta un “hombre de tungsteno”. Esto referido a nuestra proverbial flexibilidad. Por contra, también estaban tres chicas a cual más flexible, y al menos no novatas como yo.
Después de la ronda de presentaciones, Xabi inició el taller con una pequeña introducción técnica del alcance del yoga como una serie de pasos encaminados a preparar la meditación. Fue conciso, ordenado y muy clarito, con lo que acabé de convencerme de que todo iba a ir bien.
Al terminar la intro, Xabier empezó a desgranar una sucesión de posturas acompañadas de ejercicios respiratorios en progresión de dificultad creciente. En las conclusiones que hicimos al final de la sesión, ha habido testimonios muy interesantes de los participantes:

  • “Momentos en los que se ha conseguido una sensación de paz interior”.
  • “Disfrute de cada relajación después de la tensión de cada ejercicio.”

En mi caso, una sucesión de pequeñas “frustraciones” al terminar cada posición. Conseguir una posición determinada no es fácil, cuesta trabajo y cuando la consigues entras en un estado de consciencia de distintas partes del cuerpo. Dejar ese estado, era como dejar algo bueno, que se volvía a recuperar en la siguiente posición. Curiosa sensación.

La sesión continuaba, y tras más de una hora de trabajo, que se me hizo brevísima, llegó la fase de la meditación. Nos tumbamos boca arriba en la esterilla, nos cubrimos con la (famosa) manta para no perder el calor desarrollado en los ejercicios, y se amortiguaron las luces. Xabier, con la misma voz sugerente que aplicó en la realización de los ejercicios, nos fue dando las indicaciones oportunas para esta parte de la sesión. El objetivo es que focalizáremos nuestra mente en cada una de las partes del cuerpo para intentar “observarla”, visualizarla, ser conscientes de ella. Posiblemente ninguno de estos conceptos sea el que describa la acción, pero el resultado final es que en ciertos momentos llegas a concentrarte tanto en ese pensamiento, que se consigue que nada más pase por tu mente.
Esto me pasó poco. Lo normal era que múltiples escenas del día, o de otros aspectos de tu vida vinieran a interrumpir ese estado de concentración. Esto debe ser normal, porque cada poco rato, Xabier hacía una indicación de que podemos distraernos y que esto es normal, pero te invitaba de nuevo a concéntrate.

Nunca he estado tan cerca de vivir en propia carne la célebre frase de pintadas: “ ¡ Que paren el mundo, que me bajo ! ” . Daba la impresión que el mundo estaba al otro lado de la puerta, y nosotros estábamos en un remanso de paz.

Bien, seguro que a un experto le parecerá muy floja esta descripción. Sin embargo, la he hecho como siempre de la manera más honesta que se me ha ocurrido, contando lo que yo he vivido y sentido. Otra persona lo habrá vivido de otra manera y no lo describiría así. Pero seguro que coincidimos en que han sido “dos de las mejores horas dedicadas a ti misma”, parafraseando a una compañera de taller.

Un auténtico lujo haberlo podido hacer, y desde luego me encanta que la primera vez haya sido tan positiva.
Desde luego, mi agradecimiento a la Asociación de Licenciados del MBA por proponer este tipo de actividades, que van directas a enriquecernos como personas. Al fin y al cabo somos algo más que componentes de una cadena de producción, por muy sofisticada que pueda parecer.

Eduardo Gimenez
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